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Día Internacional de la Mujer: voces que inspiran en Bergner

Día Internacional de la Mujer: voces que inspiran en Bergner

El 8 de marzo es un día para reconocer el papel de las mujeres en todos los ámbitos y seguir impulsando la igualdad de oportunidades. En Bergner, nuestras líderes desempeñan un rol clave en todas las áreas de la compañía, liderando equipos, impulsando la innovación y rompiendo barreras. A continuación, cada una responde preguntas específicas sobre sus experiencias y desafíos, en el orden en que aparecen en la imagen.

 

Pilar Gómez de Segura (Human Resources Director at Bergner)

¿Qué significa para usted estar en una posición de liderazgo en Bergner?

Estar en una posición de liderazgo en Bergner significa la oportunidad y la responsabilidad de impulsar el crecimiento de las personas dentro de la organización. Como directora de RRHH, mi papel va más allá de la gestión del talento; se trata de crear un entorno en el que cada persona pueda desarrollar su potencial, sentirse valorada y aportar al éxito de la compañía. También implica el compromiso de fomentar una cultura inclusiva, donde la igualdad de oportunidades no sea solo un ideal, sino una realidad tangible en nuestro día a día.

¿Qué valores aporta el liderazgo femenino a una organización como la nuestra?

El liderazgo femenino aporta una combinación de empatía, colaboración y visión estratégica que enriquece la toma de decisiones y la cultura organizativa. En Bergner, valoramos la capacidad de escuchar, la inteligencia emocional y la orientación al desarrollo de equipos como factores clave del éxito. La diversidad de liderazgo no solo impulsa la innovación y el rendimiento, sino que también contribuye a construir un ambiente de trabajo más equitativo y motivador para todos.

 

Mihaela Matei (Romania General Manager at Bergner)

¿Cómo percibes la evolución del rol de la mujer en tu área en los últimos años?

En los últimos años, el papel de la mujer en el mundo laboral rumano ha evolucionado significativamente. Más que nunca, las mujeres están demostrando su liderazgo, creatividad y resistencia en todos los sectores. Dirigen equipos, impulsan la innovación y aportan nuevas perspectivas que configuran el futuro de las empresas. Esta transformación no sólo tiene que ver con el éxito profesional, sino también con el cambio de mentalidad, tanto en las empresas como en la sociedad en su conjunto.

Sin embargo, siguen existiendo retos, desde equilibrar las responsabilidades profesionales y personales hasta romper estereotipos. La clave para seguir avanzando es fomentar un entorno en el que el talento y la dedicación se valoren por encima de todo, garantizando que todas las mujeres tengan la oportunidad de crecer y prosperar.

¿Qué sueños o metas profesionales te gustaría alcanzar en el futuro?

De cara al futuro, mi visión es ayudar a construir un lugar de trabajo donde el talento no conozca barreras y donde las mujeres se sientan capacitadas para asumir funciones de liderazgo con confianza. Quiero contribuir a crear una cultura en la que la igualdad de oportunidades no sea sólo una aspiración, sino una realidad.

Apoyar y tutelar a la próxima generación de profesionales, especialmente a las mujeres jóvenes con ambiciones de crecimiento, es algo que me apasiona profundamente.

A nivel personal, mi objetivo es seguir aprendiendo, evolucionando y aceptando nuevos retos que me impulsen a ser mejor líder. El éxito no consiste solo en los logros individuales, sino en el impacto que dejamos en quienes nos rodean y en las oportunidades que creamos para las generaciones futuras.
 

Marjorie Nuñez (Key Account Manager at Bergner)

A lo largo de tu carrera, ¿cuál ha sido el mayor desafío que has enfrentado como mujer y cómo lo superaste?

Uno de los mayores retos a los que me enfrenté fue superar los estereotipos de género que persisten en muchos sectores profesionales. A menudo, se espera que las mujeres demostremos constantemente nuestra capacidad para asumir funciones de liderazgo o de reto, lo que puede ponernos en desventaja. Para superarlo, me centré en obtener resultados y comprender que mi éxito se basa en mi preparación y experiencia, no en mi género. Además, me di cuenta de la importancia de promover espacios de diálogo donde se hagan visibles estas barreras y se fomente la igualdad. Esto me ayudó a construir redes de apoyo y resiliencia, permitiéndome avanzar y cambiar esa narrativa.

¿Cómo gestionas el equilibrio entre el trabajo y la vida personal? ¿Qué consejo darías a otras mujeres que aspiran a puestos de liderazgo?

El equilibrio entre la vida laboral y personal ha sido clave para disfrutar de verdad de mi trabajo y sentirme realizada en mi vida fuera del trabajo. En puestos de gran responsabilidad, es fácil caer en la trampa de dejar que el trabajo defina quién eres, pero he aprendido que el trabajo es sólo una parte de nuestra identidad. Establecer límites claros entre las horas de trabajo y el tiempo personal ha sido esencial para mantener este equilibrio. Delegar cuando es necesario, dar prioridad al autocuidado y saber desconectar me permiten estar más presente en ambas áreas de mi vida. Mi consejo a las mujeres que aspiran a puestos de liderazgo es que busquen ese equilibrio, no sólo por su bienestar, sino porque cuando estamos bien con nosotras mismas, somos más eficaces en todos los ámbitos de nuestra vida.

 

Isabel König (Key Account Manager at Bergner)

¿Qué medidas pueden ayudar a acelerar la igualdad de oportunidades en el lugar de trabajo?

Los programas de apoyo específicos para grupos infrarrepresentados y una cultura empresarial integradora son esenciales. Además, la formación sobre prejuicios inconscientes y liderazgo diverso es crucial.

¿Qué mensaje le darías a las futuras generaciones de mujeres que comienzan su camino en el mundo laboral?

Cree en tus capacidades y no te desanimes. Establece contactos, busca mentores y defiende tus objetivos, mereces que te vean y te escuchen, cree en ti y no en la imagen que te han dado.

 

Natalie Davistashvili (Marketing & Brand Manager at Bergner)

¿Qué iniciativas o cambios consideras esenciales para seguir impulsando la equidad de género en la compañía?

En Bergner, creo sinceramente que la iniciativa, el liderazgo y la proactividad son los factores que impulsan el éxito, independientemente del sexo. Trabajamos en un entorno en el que las oportunidades están al alcance de quienes dan los pasos adecuados para crecer, y he podido comprobar de primera mano que el trabajo duro y la dedicación se valoran por encima de todo.

Para seguir fomentando la igualdad de género, creo que es importante mantener esta cultura basada en el mérito y, al mismo tiempo, garantizar que todo el mundo tenga acceso a las herramientas y el apoyo que necesita para desarrollar su carrera profesional. Ya sea mediante tutorías, formación en liderazgo o simplemente fomentando conversaciones abiertas sobre el crecimiento, podemos seguir creando un lugar de trabajo en el que el talento y el esfuerzo definan el éxito.

¿Crees que existen barreras invisibles que dificultan el acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad? ¿Cómo se pueden eliminar?

En cuanto a las barreras invisibles, personalmente no las veo como un factor limitante en nuestra empresa. Por supuesto, pueden existir prejuicios en la sociedad, pero en nuestro lugar de trabajo, si alguien es proactivo y tiene iniciativa, nada le impide alcanzar puestos de liderazgo. En última instancia, la mejor manera de seguir impulsando la igualdad es asegurarnos de que seguimos ofreciendo oportunidades basadas en el rendimiento y el potencial, creando un entorno en el que todo el mundo, independientemente de su sexo, se sienta capacitado para crecer. Me enorgullece formar parte de una empresa que realmente valora la equidad, en la que todo el mundo tiene las mismas oportunidades de triunfar en función de sus capacidades, dedicación y ambición.

 

Izar Villegas (Communication & Sustainability Director at Bergner)

¿Cuál es tu opinión sobre la discriminación positiva?

En el entorno empresarial, la discriminación positiva es una herramienta útil para corregir desigualdades históricas y garantizar oportunidades equitativas. No se trata de otorgar ventajas injustificadas, sino de garantizar que las mujeres tengan acceso en igualdad de condiciones a puestos de liderazgo y desarrollo profesional, ya que, en igualdad de méritos, todavía se enfrentan a barreras invisibles. El avance hacia una sociedad más justa no es responsabilidad exclusiva de las mujeres. Es un reto compartido en el que hombres y mujeres debemos trabajar juntos para construir espacios donde el talento y el esfuerzo sean los verdaderos motores del crecimiento profesional.

¿Qué acciones crees que las empresas deben priorizar para cerrar la brecha de género de manera efectiva?

Cerrar la brecha de género no es una opción, sino una necesidad empresarial. Para lograrlo, las compañías deben adoptar un enfoque integral que combine políticas estructurales con una transformación cultural real. La equidad de género debe poder medirse, con objetivos claros, métricas de seguimiento y rendición de cuentas a todos los niveles. No basta con considerarlo una obligación externa; la igualdad debe asumirse como un pilar estratégico para el crecimiento, la competitividad y la sostenibilidad. Solo así construiremos empresas más innovadoras, fuertes y justas.

 

Deborah Belho (Assistant General Manager at Bergner India)

¿Existen desafíos específicos que enfrentan las mujeres en el mundo empresarial en India y cómo pueden superarse?

En la India, las mujeres en puestos directivos están avanzando a pasos agigantados, pero aún nos enfrentamos a retos como los prejuicios inconscientes que a veces hacen que la gente cuestione nuestra autoridad. Aunque ha aumentado el número de mujeres que trabajan (en Bergner India también en el último año), aún queda mucho camino por recorrer para que más de ellas ocupen puestos de liderazgo. Contar con mentores y patrocinadores fuertes puede marcar una gran diferencia, y las empresas pueden ayudar creando programas de liderazgo, reconociendo el talento de forma justa y dando cabida a voces diversas en la mesa.

Al mismo tiempo, los lugares de trabajo actuales necesitan más empatía, especialmente con los profesionales más jóvenes, que a menudo se enfrentan a problemas de salud mental y agotamiento. La conciliación de la vida laboral y familiar es otro factor crucial, ya que muchas mujeres no sólo gestionan sus carreras profesionales, sino que también se ocupan de sus hogares y crían a sus hijos. Las empresas que ofrecen flexibilidad, políticas de apoyo y una cultura que respeta el tiempo personal pueden ayudar tanto a las mujeres como a los hombres a tener éxito en el trabajo y en casa. El liderazgo no consiste sólo en llegar a la cima, sino también en crear un entorno en el que las personas se sientan seguras, reconocidas y capacitadas.

¿Qué mensaje te gustaría compartir con las mujeres de Bergner alrededor del mundo en este Día Internacional de la Mujer?

A todas las mujeres Bergner del mundo: tanto si dirigís equipos, gestionáis proyectos, compagináis trabajo y familia o rompéis barreras a vuestra manera, vuestros esfuerzos importan y marcan la diferencia. Hoy es un recordatorio de que no estamos solas. Formamos parte de una comunidad mundial de mujeres fuertes y con talento que están forjando el futuro, paso a paso.

Existe la idea errónea de que las mujeres no se apoyan entre sí o de que es más difícil trabajar con jefas. Pero permítanme decirles por experiencia que eso está muy lejos de la realidad. He tenido el privilegio de trabajar con jefas increíbles que eran tan fuertes, capaces y estratégicas como cualquier otro líder, pero lo que las diferenciaba era su empatía. Su apoyo y su ánimo me empujaban a mejorar cada día. Y ese es el tipo de liderazgo que deberíamos celebrar, el que eleva, inspira y abre puertas a los demás.

Feliz Día de la Mujer.

 

Francesca Serrani (Head of Marketing at Bergner Italy)

¿Consideras que las cuotas en el ámbito corporativo son una herramienta eficaz para promover la igualdad?

Desde el punto de vista profesional, el progreso de las mujeres en los últimos años ha sido enorme. Hoy podemos alegrarnos, teniendo en cuenta que el acceso de las mujeres a la enseñanza superior no se institucionalizó en Italia hasta la segunda mitad del siglo XIX, y que, en la primera mitad del siglo XX, aunque tenían las cualificaciones académicas necesarias para ser abogadas o magistradas, las mujeres no podían ejercer esas profesiones.

Pero, ¿realmente podemos comprar plátanos verdes?

Hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, en Italia las mujeres ni siquiera podían emprender acciones legales porque no tenían «personalidad jurídica», es decir, no gozaban de los mismos derechos políticos y civiles que los hombres. Después de la guerra, con el derecho al voto y las primeras elecciones por sufragio universal, empezamos a recorrer el camino de la igualdad. Sin embargo, las cosas no cambiaron realmente hasta los años sesenta y setenta. En Italia se dio un primer paso en 1960, cuando se decidió poner fin a las diferentes escalas salariales para hombres y mujeres en todos los contratos de trabajo nacionales. Un paso más importante se dio en 1977, cuando se estableció por primera vez el principio de igualdad en el empleo: una mujer, por el hecho de serlo, no puede ser penalizada ni ahora en el acceso al trabajo ni en términos de salario, ni en lo que respecta a la asignación de cualificaciones o a la progresión profesional. En 1991 también se creó un comité de igualdad de oportunidades en el Ministerio de Trabajo.

Más allá de estos logros, sin embargo, la situación de la mujer en el mundo laboral sigue siendo insatisfactoria (por decirlo suavemente). Para las mismas cualificaciones, las mujeres están menos empleadas, son más precarias y están peor pagadas que los hombres. Según investigaciones recientes, las mujeres italianas ganan un 25% menos que los hombres y siguen ocupando posiciones de desventaja con respecto a sus colegas masculinos.

Las mujeres están representadas en el mercado laboral, pero a niveles inferiores. Sólo el 13% de los directivos son mujeres. A pesar de todo el aparato legal disponible, las mujeres siguen estando discriminadas: son pocas las que alcanzan puestos relevantes; muy pocas las que llegan a la cima. Es la maldición del «techo de cristal», esa barrera, invisible a primera vista pero en realidad muy resistente, que sigue impidiendo a las mujeres acceder a puestos de responsabilidad.

Utilizada por primera vez en 1986 en un artículo publicado en el Wall Street Journal, la expresión tuvo un éxito inmediato. Quizá porque traduce demasiado bien la situación en la que se encuentran muchas mujeres. En apariencia, no hay ningún obstáculo. Las mujeres, en teoría, pueden tener las mismas aspiraciones que los hombres. Ya se trate de una empresa, un cargo público, una escuela, la Universidad o cualquier otro ámbito profesional, en teoría nada puede impedir a las mujeres hacer carrera. Ya no están confinadas en una habitación de la planta baja con acceso denegado a los pisos superiores. Pero la barrera permanece. Cuanto más intentan subir, más obstáculos encuentran que, aunque invisibles, les impiden cruzar cierto umbral. Las mujeres deben trabajar mucho más para alcanzar el mismo estatus económico y profesional que los hombres. Y, muy a menudo, no es suficiente, porque los hombres persisten en considerarlas poco «autorizadas» y, por tanto, incapaces, a pesar de todo, de asumir funciones de responsabilidad.

Hay muchas propuestas para mejorar la situación de las mujeres en el trabajo y facilitar su presencia en la esfera pública. La más famosa es la que prevé la activación de las llamadas «acciones afirmativas». La idea es sencilla: contraponer a la discriminación existente una especie de «discriminación positiva» para beneficiar temporalmente a las mujeres. Consistiría en permitir a las mujeres avanzar y progresar en un sector determinado (en las profesiones, pero también en la política) para hacer efectivo el acceso a la igualdad de oportunidades. El ejemplo paradigmático es la adopción de «cuotas», como prevé en Italia la ley electoral, para obligar a los partidos a incluir en sus listas al menos un tercio de representantes femeninas. Pero, ¿es realmente necesario «discriminar» para «igualar»? Y, sobre todo, ¿basta con «imponer» cuotas para que la igualdad sea efectiva?

Aunque estoy convencida de que existen obstáculos administrativos, económicos y sociales que impiden alcanzar de una vez por todas la igualdad entre hombres y mujeres, no estoy del todo segura de que la «discriminación positiva» sea la mejor solución. No basta con «inscribir» a esposas, hijas o amantes en una lista electoral para que los problemas de las mujeres queden realmente resueltos. Al contrario, se corre el riesgo de confundir «cantidad» y «calidad», es decir, el riesgo de respetar únicamente desde un punto de vista puramente formal una igualdad que no existe en la realidad cotidiana. No es casualidad que en los países escandinavos (que a menudo se citan como ejemplo a seguir por haber introducido «cuotas» y obtenido una buena representación política de las mujeres), el verdadero despegue en términos de representación política de las mujeres se produjera en los años 70, mucho antes de que se introdujeran las cuotas, pero cuando la mentalidad general ya había cambiado.

¿Qué mensaje darías a las futuras generaciones de mujeres que inician su carrera profesional?

Como explicaba Montesquieu en 1748, cuando se quiere cambiar las costumbres de una sociedad y modificar los comportamientos, la mejor manera no es cambiar las leyes, sino actuar a nivel social y, sólo como segundo paso, cambiar también las leyes.

La verdadera lucha de las mujeres italianas hoy consiste en trabajar sobre los «contenidos» y ya no sólo sobre los «contenedores» de la igualdad, trabajando para cambiar las actitudes y las mentalidades masculinas. La emancipación de la mujer aún no ha logrado el equilibrio deseado porque los hombres, en su gran mayoría, no quieren renunciar a sus privilegios. Incluso cuando los hombres pueden y están disponibles, al menos en principio, para ocuparse de las tareas domésticas, su compromiso sigue siendo esporádico e insuficiente.

Siempre es la mujer la que sigue ocupándose de los niños. Los hombres delegan. Y la sociedad no ayuda a las mujeres porque, más allá de las leyes, faltan instalaciones esenciales (por ejemplo, guarderías con horarios compatibles con los de las madres trabajadoras) para facilitarles la vida cotidiana.

Sigue faltando la voluntad de considerar a las mujeres «iguales» a los hombres en cuanto a derechos, responsabilidades, funciones y capacidades. ¿Cómo es posible que, en 2025, se siga culpabilizando (¿o quizás se empiece de nuevo?) a las mujeres cuando, siendo madres, eligen trabajar, como si el hecho de ejercer una profesión las hiciera inmediatamente «indignas»? casi siempre hay un momento en que las mujeres «ceden» a la presión social: están dispuestas a sacrificar su trabajo y su carrera para no ser consideradas «madres indignas».

Hay quienes intentan trivializar la cuestión del «techo de cristal» poniendo el acento en la autoexclusión de las mujeres, más que en la discriminación de la que son objetivamente víctimas.

Se afirma que las mujeres carecen de ciertas «competencias clave» para una carrera profesional: autoestima, capacidad de separar la esfera laboral de la afectiva, voluntad de negociación, liderazgo. Se les anima a trabajar en la comunicación y en el papel de la imagen, como si las mujeres, a diferencia de los hombres, fueran incapaces de construir una distancia emocional adecuada con sus colegas o no desarrollaran una imagen de sí mismas suficientemente positiva. No es de extrañar que uno de los grandes problemas de la mujer actual sea la tendencia a sentirse culpable.

Cada vez es más frecuente conocer a mujeres jóvenes que se quejan de que no son «capaces de», y la lista de cosas de las que serían incapaces de ocuparse es casi interminable. Las mujeres se sienten culpables por todo: porque trabajan demasiado y no tienen tiempo para ocuparse de sus hijos; o, al contrario, porque están demasiado ocupadas con sus hijos y no tienen fuerzas para «evolucionar» en el trabajo y adquirir nuevas habilidades; o porque su pareja o marido les ha señalado que han engordado en los últimos meses y no han ido al gimnasio; o, de nuevo, porque no han tenido tiempo para cocinar. Por no hablar del mantra habitual de que la culpa se debe a una autoestima insuficiente.

Si es el género masculino el que hace tales afirmaciones, se puede entender, no justificar, pero sí comprender. Evidentemente, es una forma que tienen los hombres de protegerse devaluando sistemáticamente a la mujer. Pero cuando son las propias mujeres las que repiten tales frases, significa que algo falla a un nivel mucho más profundo. Como si las mujeres no pudieran conseguir abandonar las expectativas de quienes las rodean hasta el punto de interiorizar las normas de una sociedad todavía demasiado sexista.

La posibilidad de romper el «techo de cristal» está ligada a la necesidad de que las mujeres aprendan a «construir redes». Las mujeres siguen teniendo que luchar cada día contra los prejuicios que las rodean y les impiden emerger. Debemos construir poco a poco un sistema de relaciones femeninas que se convierta en un recurso para todas. Un sistema que nos permita salir de la «jaula invisible» en la que todavía nos encontramos muchas de nosotras, porque la tendencia a ceder a las presiones sociales es siempre fuerte. 

Si las mujeres aceptan el hecho de vivir una «doble jornada» y no luchan, no construyen «redes» para que cambie la mentalidad de los hombres, ninguna ley podrá liberarlas del «techo de cristal» que sigue discriminándolas.

La libertad conquistada en los años 60 y 70 ya no es suficiente. Para hacerla efectiva y acceder a la igualdad, debemos redescubrir el valor de la «solidaridad».

 

Sharon Guan (HR Manager at Bergner China)

¿Cómo percibes la evolución de las mujeres en el entorno laboral en China en los últimos años?

En los últimos años, el papel de la mujer china en el entorno laboral ha cambiado mucho. Antes, mucha gente creía que las mujeres eran aptas para algunos trabajos fáciles y estables, como ser oficinistas. Pero ahora es distinto. Un número cada vez mayor de mujeres ha demostrado sus poderosas habilidades en diversos campos. En la industria tecnológica, hay muchas programadoras e ingenieras. En el campo financiero, hay bastantes ejecutivas. Incluso en algunas industrias pesadas y de la construcción, tradicionalmente dominadas por los hombres, también se observa la presencia de mujeres. Además, las mujeres prestan más atención a la realización de sus propios valores en el trabajo. Ya no se conforman con realizar tareas, sino que participan activamente en la gestión y la toma de decisiones, ofreciendo sugerencias para el desarrollo de la empresa. Se han vuelto más independientes, seguras de sí mismas e influyentes.

¿Qué reflexión compartirías con tus colegas para celebrar el valor del trabajo en equipo y la inclusión?

Quiero decir a mis colegas que los logros de nuestro equipo se deben a la cooperación de todos. Cada persona tiene sus propios puntos fuertes y débiles. Como en un rompecabezas, sólo uniendo las ventajas de cada uno podemos completar un bonito cuadro. Por ejemplo, algunos colegas son buenos en comunicación, mientras que otros dominan la tecnología. Sólo trabajando juntos podremos hacer un buen trabajo en el proyecto. Además, debemos ser tolerantes con las ideas y métodos de trabajo diferentes. Quizá una nueva idea de los demás pueda resolver el problema que nos lleva molestando mucho tiempo. Así pues, todos debemos comunicarnos más y entendernos mejor. De este modo, nuestro equipo será cada vez mejor y estaremos más contentos en el trabajo.

 

Si pudieras enviar un mensaje a tu “yo” del pasado, ¿qué consejo le darías?

Pilar Gómez de Segura

Disfruta cada etapa de tu carrera. Aprende, equivócate, crece y rodéate de personas que te inspiren. No temas soñar en grande y perseguir lo que realmente deseas. La clave está en trabajar con pasión, sin renunciar a tus valores, mantener siempre la curiosidad y no poner límites a tu propio potencial.

Mihaela Matei

Cree en ti misma, incluso cuando sientas incertidumbre. Habla, arriesga y confía en que mereces estar en cada espacio al que entras. El éxito no es solo alcanzar un destino; se trata de crecer, aprender y mantenerte fiel a tus valores. Rodéate de personas que te inspiren y no temas pedir o brindar ayuda. Tu voz importa y mereces cada oportunidad que se presente.

Marjorie Nuñez

Aunque seas ambiciosa y busques la perfección, recuerda que tu carrera es solo una parte de la vida, no tu identidad completa. Construye una vida equilibrada y plena; cuida de tu salud, haz ejercicio, come bien y persigue aquello que te apasione, no solo lo que luzca bien en el papel. El éxito llegará, pero debe ser en tus propios términos.

Isabel König

Mantente fiel a ti misma y asegúrate de que todo lo que hagas te haga feliz.

Natalie Davitashvili

Las oportunidades llegan a quienes las buscan. Toma riesgos, sé proactiva y confía en tu capacidad. Si no preguntas, la respuesta siempre será no. Defiende tus convicciones, pero permanece abierta al aprendizaje; a veces el camino que imaginas no es el que te lleva a algo aún mayor.

Izar Villegas

Este es un momento irrepetible para aprender y descubrir tu potencial. No temas equivocarte ni explorar nuevas ideas. Confía en tu talento sin miedo, tu voz es valiosa y merece ser escuchada con determinación y respeto. Nunca dejes de formarte ni de trabajar; la independencia y el crecimiento profesional son la base de una vida plena.

Deborah Belho

Tu carrera es solo una parte de tu vida, no tu identidad completa. Construye una vida equilibrada, cuida tu salud, haz ejercicio y busca lo que realmente te apasiona, no solo lo que se vea bien en el currículum. El éxito llegará, pero en tus propios términos.

Francesca Serrani

RE-BEL-LION. Pero, por favor, no me malinterpretes… Comienza por no aceptar palabras o actitudes inapropiadas. Como experta en lingüística, entiende que para cada brecha de género existe un aparato lingüístico que la respalda. Defiende tu valor y no permitas que te minimicen.

Sharon Guan

Acepta la imperfección: equivocarte es parte esencial del crecimiento. Valora las conexiones humanas, porque el trabajo no se trata solo de completar tareas, sino de construir relaciones de confianza. Protege tu energía, establece límites y reserva tu tiempo para lo que realmente importa. Invierte en habilidades generales y mantén un estilo de vida saludable.

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